sábado, 29 de enero de 2011

ACOGIMIENTO FAMILIAR III: APEGO

EL APEGO

Vínculo emocional que desarrolla el niño/a con sus padres o cuidadores y que le proporciona la seguridad indispensable para un buen desarrollo de la personalidad.



TEORÍA DEL APEGO (Jhon Bowlby)

La tesis fundamental de esta teoría se basa en que el estado de seguridad, ansiedad o temor de un niño/a está determinado en gran medidad por la accesibilidad o capacidad de respuesta de su principal figura de apego.

Esta teoría explica las consecuencias que tiene sobre un niño o niña la separación prematura de sus padres o cuidadores:
  • Perjudica la capacidad del niño/a para sentirirse seguro/a y explorar su entorno.
  • Tiene efectos sobre el desarrollo de la personalidad.
  • Incapacidad para formar relaciones profundas con otros.
Por tanto,esta teoría pone de relevancia la importancia que tiene para los niños y niñas la pérdida de la relación de apego con sus padres o cuidadores y la importancia de suplir ésta con otro entorno familiar en el que ese apego se pueda restituir adecuadamente con otra persona, para así poder evitar que el niño/a sufra las consecuencias anteriormente señaladas. A este respecto el lugar ideal para restituir la falta de los cuidadores principales sería un entorno familiar normalizado, no un centro de acogida, en el que vayan cambiando los cuidadores y el niño/a no pueda establecer un vínculo de apego adecuado con una persona concreta.

Existen dos tipos de apego:
  • Apego seguro.
  • Apego inseguro.
Existen una serie de pautas o actuaciones que se dan en los niños y niñas menores de 3 años cuando se produce una separación entre cuidador y niño, que varían en función del tipo de apego del niño. Esto se produce debido al momento evolutivo en el que se encuentra el niño/a en esta edad, ya que está pasando por la etapa del extrañamiento, durante la cual prefiere la compañía de su figura de apego antes que la de cualquier otra persona. Aún así, las respuestas del niño/a ante la separación y también cuando se encuentra en su presencia, cambian en función del vínculo de apego que tenga con su madre/padre o cuidador. Y éste esta relacionado con las respuestas y sensibilidad de los cuidadores ante las peticiones del niño/a durante la cotidianidad (experimentos de Mary Ainsworth).


APEGO SEGURO

Las características de la relación entre el cuidador/a y el niño/a son las siguientes:


  • La comunicación es cálida y sensitiva.
  • Los cuidadores permiten una adecuada autonomía según la edad del niño/a.
  • Hay flexibilidad en la proximidad, operan independientemente pero de vez en cuando se tocan.
  • Existen interacciones placenteras entre el niño/a y el cuidador/a.
En cuanto a las respuestas del niño/a en función al vínculo de apego que establecen niño-cuidador, en este caso:
  • Mantiene conductas exploratorias normales en presencia de la figura de apego.
  • Establece una buena relación con extraños.
  • Protesta sólo ante la separación.
  • Recibe a la figura de apego con alivio.




Este vídeo ejemplifica el apego seguro. El niño y la madre llegan a un lugar extraño y el niño en su presencia explora el entorno, interactuando con su madre. Ante la aparición de una persona extraña, busca a su madre, pero no rechaza el contacto con la persona extraña. Cuando su madre se va, el niño se inquieta pero deja que la extraña le coja en brazos. Tras la vuelta de su madre el niño muestra su alivio y vuelve a explorar el entorno. Cuando su madre vuelve a desaparecer dejándole solo, llora hasta que esta vuelve.

APEGO INSEGURO

Existen tres tipos de apego inseguro:

  • Apego evitativo.
  • Apego ambivalente.
  • Apego desorganizado.

APEGO EVITATIVO

Las características de la relación entre el cuidador/a y el niño/a son las siguientes:

  • El cuidador responde negativamente a los intentos del niño de tener contacto: el cuidador se retrae cuando el niño/a está triste.
  • El niño muestra más angustía en casa que en el encuadre de estudio.
  • Las conductas de juego parecen servir como distracción de las necesidades de apego.
En cuanto a las respuestas del niño/a en relación al experimento de Mary Ainsworth:

  • Da la impresión de independencia.
  • Parece no tener necesidad de confort.
  • Se afecta poco por la separación.
  • Explora en ausencia de la figura de apego.
  • Fácil contacto con extraños.
  • Suele ignorar a la figura de apego, cuando vuelve.

Consecuencias:

  • Presentan frecuentes conductas de evitación.
  • Tienen altos niveles de hostilidad y agresividad.
  • Alta tasa de interacciones negativas con iguales.
  • Negativista, distancia emocional, irritable, solitario.
Los cuidadores de niños con este tipo de apego suelen interactuar con el niño con irritabilidad y enfado, pero al mismo tiempo controlan y son funcionales. Evitan el contacto físico con el niño/a.


APEGO AMBIVALENTE

Características relacionadas con la interacción entre el cuidador/a y el niño/a:

  • El cuidador está emocionalmente indisponible aunque aparentemente está centrado en las tareas de crianza.
  • El niño ha aprendido que su cuidador responderá si el persiste en llamar su atención.

En cuanto las respuestas del niño/a ante una situación de separación:

  • El niño/a se encuentra perturbado/a por la situación experimental.
  • Siente gran ansiedad y agitación ante la separación.
  • Busca consuelo aunque de forma ambivalente, se adhiere y rechaza a la figura de apego.
  • Se resiste a ser consolado.
Consecuencias:

  • Continuan con el mismo tipo de apego en edad escolar.
  • Son niños poco asertivos.
  • Fácilmente inhibidos.
  • Tienen una pobre integración con iguales.
  • Repliegue ante situaciones sociales.

Los cuidadores de niños con apego ambivalente interactúan con el niño con incomodidad y poco afecto, aunque rechazan menos que los evitativas.



En este vídeo se ejemplifica el apego ambivalente. En él, el niño está incómodo en la situación experimental que le resulta extraña, requiriendo constantemente la atención de su madre, sin atreverse a explorar el entorno y sin interactuar con ella, a pesar de que ella intenta interactuar con él. Cuando aparece una persona extraña en la habitación la observa atentamente, entre las piernas de su madre y cuando las dos comienzan a hablar lloriquea y levanta los brazos reclamando la atención de su madre sin obtener respuesta, que continua hablando sin inmutarse.
Al abandonar la madre la habitación el niño comienza a llorar desconsoladamente, la extraña intenta jugar e interactuar con él, pero el niño no le hace caso y sigue llorando. Cuando la madre vuelve, va hacia ella pero sigue lloriqueando y reclamando su atención, le ofrece los brazos para que le coja pero ella no le coge, aunque si le habla intentando consolarle, cuando la extraña sale de la habitación sigue llorando. La madre le invita a jugar cogiendo los juguetes ella, mientras le agarra de la mano, pero el niño cada vez llora con mayor violencia, se lanza al suelo, hace movimientos rápidos y violentos con los brazos,se acerca a ella, se aleja, sin cesar en su rabieta, mientras tanto la madre le habla intentando que juegue, pero él lanza el juguete con violencia. Cuando la madre vuelve a salir de la habitación, el niño llora todavía más y con una rabieta aún mayor, da vueltas por la habitación cada vez con más rabia en su llanto. Entra de nuevo la persona extraña en la habitación intentando interactuar con él, pero él no se calma y no le hace caso, cuando ella se acerca, él intenta alejarse. Cuando la madre vuelve a entrar en la habitación el niño baja la intensidad de sus lloros reclamando su atención, pero no se consuela a pesar de los intentos de ésta.

APEGO DESORGANIZADO

Los niños exhiben conductas aparentemente no dirigidas hacia un fin, dando la impresión de desorganización y desorientación.

Estos niños manifiestan inmovilización, golpeteo con las manos y el deseo de escapar de la situación extraña, aún en presencia de los cuidadores.

En cuanto al niño, presenta conductas de apego ambivalente y evitante, conductas desorganizadas y confusas en el reencuentro.

Las consecuencias de este tipo de apego son en general poco conocidas, aunque se puede hablar de altos niveles de agresividad, conductas coercitivas y hostiles.

Los cuidadores de niños con este tipo de apego tienden a ser negligentes o incluso maltratadores

CONCLUSIÓN

A través de esta entrada me gustaría destacar la importancia que tiene para la crianza de los niños y niñas el apego con sus cuidadores, y por lo tanto las demostraciones de afecto y el vínculo emocional entre ellos. Por eso, cuando los niños y niñas no pueden vivir con sus figuras de apego, la alternativa debería ser un entorno familiar, con posibles personas con las que establecer un vínculo de este tipo de forma adecuada. Si un niño tan pequeño vive en un centro de acogida, cuyos cuidadores van cambiando y con los que la relación no puede ser tan profunda como la necesitan los niños, este hecho perjudica en el desarrollo y formación de la personalidad del propio niño.
Además, en las familias "normales", muchas veces no se tienen en cuenta estos aspectos, dejando a un lado lo afectivo y emocional aludiendo a "no malcriar al niño", a la falta de tiempo o al cansancio. Debido a estas circunstancias muchas veces se limita la crianza de los niños a aspectos alimenticios, de higiene o materiales, dejando a un lado la afectividad y perjudicando de esta manera el desarrollo emocional de los niños y niñas.

Yo soy educadora infantil, ya conocía estas teorías y además en las escuelas en las que he trabajado he podido observar diferentes situaciones como las referidas aquí. Lo cierto es que los niños que tenían un apego seguro, se diferenciaban en gran medida de los que no. La mayoría de los niños, sobre todo en el período de adaptación lloraban mucho cuando sus madres les dejan allí y se ponían muy contentos cuando volvían a verlas, aprendiendo poco a poco a separarse de ellas, explorarndo el entorno y adquiriendo también un vínculo afectivo con las educadoras.
En cambio, había otros niños, que mostraban claramente en sus separaciones y reencuentros diarios, un apego ambivalente con sus madres. Estos niños no exploraban de igual manera, ni aceptaban los gestos de cariño de las educadoras, pasando la mayor parte del día llorando y sin cesar en el llanto cuando volvían a recogerlos. En la mayor parte de los casos, estos niños tampoco se relacionaban con sus compañeros y además pasaban el día llamando la atención, hasta en la hora de las comidas, convirtiéndose en algo muy difícil conseguir que comieran.
En cuanto al apego evitativo, sólo tuve la ocasión de observar un caso, que además nos preocupaba en gran medida a las educadoras. Era una niña que entró con 8 meses en la escuela, aunque no andaba, se desplazaba arrastrándose y culeando con mayor agilidad que otras compañeras de su mismo tiempo e incluso un poco mayores. No sufrió ningún tipo de período de adaptación. Al comienzo del curso, mientras sus compañeros lloraban al separse de sus padres, la niña nada más dejarla en el suelo iba de un lado a otro, explorando todo lo que encontraba a su alcance,sin prestar atención en si su madre se iba o se quedaba. Cuando la madre volvía a recogerla, no prestaba la menor atención a su llegada, seguía entretenida en lo que hacía, hasta que la madre la cogía para introducirla directamente en el carrito (sin besos ni ninguna otra muestra de afecto). La niña además, presentaba muestras de falta de higiene, un fuerte olor a tabaco a diario y pelos de perro adheridos a todas las partes de su cuerpo.



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